Por: Maria Fernanda Martinez (@Lafertss)
Ya vimos Argylle y hubiéramos preferido que Taylor Swift si fuera la escritora porque el guión valdría la pena.
De inicio se presenta como una película de gran inteligencia, con giros inesperados y varias bases que podrían funcionar para ser una gran película de espías pero, pasados los 50 primeros minutos descubres que la cinta no conoce ni el ritmo, ni lo que quiere contar y se torna en una sátira de espías que carecen hasta de química entre sus protagonistas, al punto de evitar hasta el final el momento del romance.
Si la ves sin pensar mucho en la trama o en qué quiere lograr, podría ser una palomera de esas que vez en canal 5 después de 4 años de estreno, pero el mayor problema es haber desperdiciado todo su dinero en el mejor talento y en pobres efectos que si dan risa.